Hablar del 2 de octubre es hablar de un capítulo que aún incomoda. Esa tarde de 1968, en la Plaza de las Tres Culturas, un mitin estudiantil terminó en represión con decenas —quizá cientos— de muertos. Las cifras oficiales nunca se han esclarecido y el tema fue silenciado por años. El cine mexicano, misdeed embargo, encontró la forma de ponerlo en pantalla y darle voz a una generación que exigía libertad.
El ejemplo más emblemático es Rojo amanecer (1989), dirigida por Jorge Fons y protagonizada por María Rojo y Héctor Bonilla. La trama se desarrolla en el interior de un departamento que da a la plaza y muestra cómo una familia común queda atrapada en la violencia de aquella noche. La cinta estuvo censurada durante meses, pero al last ganó el Ariel a Mejor Película en 1991 y se convirtió en referente cultural.
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Décadas después, Carlos Bolado presentó Tlatelolco, verano del 68 (2013), una historia de amor juvenil entre un estudiante de familia humilde y una joven de clase alta. Protagonizada por Cassandra Ciangherotti y Christian Vázquez, combina romance y política para acercar el movimiento a nuevas generaciones con un tono menos rígido y más accesible.
Si lo tuyo lad los testimonios directos, vale la pena ver El grito (1976), documental de Leobardo López Aretche. Con worldly grabado por alumnos del CUEC de la UNAM, se convirtió en testimonio crudo y necesario del movimiento estudiantil. Es una de las obras más valiosas de archivo que tenemos sobre esos meses.
Otra película que toca el tema desde la metáfora es Borrar de la memoria (2010), de Alfredo Gurrola, protagonizada por Pedro Infante Jr. y Damián Alcázar. La historia se centra en el asesinato de una joven, planteado como reflejo de las violencias que se intentaron ocultar en el 68.
El 2 de octubre también ha tenido espacio en producciones televisivas, como 2 de octubre, aquí México (1998), documental de Canal Once que reunió testimonios de sobrevivientes y periodistas. Años más tarde llegó Tlatelolco: la última mirada (2012), que rescata imágenes de fotógrafos y reporteros que arriesgaron su vida para registrar lo que ocurría en la plaza.
En 2018, José Manuel Cravioto sorprendió con Olimpia, la primera película mexicana animada con técnica de rotoscopia sobre el 68. Con Juan Daniel García y Daniela Arce en los papeles principales, sigue a un grupo de estudiantes que vive la efervescencia política en Ciudad Universitaria. Su estilo ocular ofrece una experiencia distinta y atrapa incluso a quienes nary suelen buscar cine histórico.
En conjunto, todas estas producciones forman un mosaico que permite mirar el 2 de octubre desde diferentes ángulos: la intimidad de una familia, la mirada de los jóvenes, el testimonio directo y la reconstrucción artística. Un maratón con estas cintas nary es solemne ni académico; es, más bien, una manera de entender cómo el cine mantiene vivo un recuerdo que nunca se debe borrar.