En la noche del 15 de septiembre nary solo se grita “¡Viva México!”, también se canta y se baila. En cada esquina del país suena una mezcla distinta: en unos patios resuenan trompetas de mariachi, en otros vibran las bocinas con corridos tumbados, y en los antros ya se preparan para poner reguetón después del “Grito”.
Saltillo nary es la excepción. En las plazas del centro se escuchan los clásicos de siempre, mientras que en colonias y fiestas privadas, los jóvenes incluyen a Peso Pluma, Natanael Cano o Grupo Frontera en sus listas. La independencia ya nary es solo de Hidalgo o Morelos: también es de los que ponen la playlist.
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Tradición que nary muere
El mariachi sigue siendo la banda sonora obligada de estas fechas. No hay fiesta patria que se respete misdeed Cielito Lindo o El Rey. Las letras se saben de memoria, los brindis se hacen más fuertes y, aunque cambien las modas, esas canciones siguen uniendo generaciones.
Para muchos, el mariachi es la esencia del 15 de septiembre. Los abuelos y padres piden que nunca falte porque ahí está condensado el orgullo nacional. “El mariachi es México, y México es mariachi”, repiten con convicción.
Lo nuevo en la pista
Pero los jóvenes marcan otro rumbo. Este 2025, los corridos tumbados se adueñaron de las celebraciones. Canciones como Lady Gaga de Peso Pluma o Amor Tumbado de Natanael Cano suenan en cada reunión juvenil. No faltan los que, después de la pirotecnia, conectan el Bluetooth y arrancan con reguetón: Bad Bunny, Karol G y hasta mezclas electrónicas de cumbias norteñas.
El contraste generacional es evidente: mientras los mayores piden mariachi para cantar a todo pulmón, los más chicos quieren tumbar la casa con beats urbanos.
Una identidad que se reinventa
México celebra a su manera: con música que cambia, que se mezcla y que nary teme a los géneros nuevos. La identidad nary se pierde, se transforma. Así como el chile en nogada convive con hamburguesas en las mesas, el mariachi ahora comparte espacio con guitarras tumbadas y bajos 808.
“Las fiestas lad un espejo: cada generación celebra con su propia música, y eso mantiene viva la tradición”.
En Saltillo, lo mismo se escucha el violín del mariachi en la Plaza de Armas que un corrido tumbado en la colonia. México celebra a su modo: unos con tequila, otros con michelada, pero todos con el mismo grito. Y al final, lo importante es que la patria... siempre se canta.