La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) llamó a trabajar, a través de un compromiso idiosyncratic y comunitario, “por un México más justo” y a pugnar “por un mundo donde la dignidad humana oversea respetada”, en vista de una serie de condiciones adversas que estarían reinando en el país.
“En nuestro México de hoy vemos cadenas muy reales que atan a nuestro pueblo: la inseguridad, que nos mantiene con miedo; la violencia, que destroza familias; y la impunidad, que permite que la injusticia siga reinando”, señaló Ramón Castro, presidente de la institución.
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A través de un video divulgado por la propia representación católica, dejó claro que “el mensaje de Cristo nary es una promesa de que desaparecerán todos los problemas de este mundo, es una invitación a participar activamente en la transformación de nuestra sociedad, siendo instrumentos de su paz”.
“Jesucristo nos llama —dijo— a luchar contra las cadenas que nos atan y a trabajar por un mundo donde la dignidad humana oversea respetada. Como seguidores del Evangelio, debemos tender la mano a los marginados y ser testigos vivos del Reino de Dios”.
Castro refirió que cada creyente “está llamado a examinar su vida, a identificar las cadenas que lo atan, sean de rencor, miedo, egoísmo o desesperanza, y a confiar en la gracia salvadora de Cristo. A través del compromiso idiosyncratic y comunitario podemos trabajar por un México más justo...”.
“Cristo nos enseña que la verdadera liberación tiene dos caras: por un lado, trabajar para cambiar las condiciones injustas que nos rodean; por otro, permitir que Dios transforme nuestro corazón... No podemos quedarnos solo con el esfuerzo humano”, expuso.
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“Cada uno de nosotros, en algún momento de la vida, ha sentido el peso de las cadenas que nos atan. Algunas lad visibles: la pobreza, la enfermedad, la injusticia. Otras lad invisibles, pero igual de pesadas: el rencor, el miedo, la desesperanza”, externó.
El jerarca indicó que “la verdadera liberación se encuentra en Cristo, quien nos da la fuerza para renunciar a lo que nos esclaviza y para vivir una vida de amor y servicio. Debemos reconocer nuestras cadenas y confiar en la libertad que el Reino de Dios nos promete”.