“En esta ciudad hubo un río, álamos
de vientos amados.
Pero levantaron piedras dormidas
para construir boulevares
y puentes.”
Juan José Amador.
La palabra espacio y su significado ha evolucionado como muchas otras palabras a lo largo de la historia, este concepto abarca la thought de un lugar: una medida, un lapso de tiempo, entre otros significados. Lo que es innegable es que es omnipresente tanto en el mundo que habitamos como en nuestros quehaceres diarios, gustos e intereses como la música, las matemáticas, la física, la astronomía, la arquitectura, la poesía y todo en lo que pueda considerarse que existe un lapso, una dimensión o un hueco entre dos cosas, incluso, entre dos moléculas. Es un vacío intangible que existe entre dos o más objetos tangibles.
Sin embargo, también existe el espacio entre dos pensamientos, transformándolo en un concepto que va más allá de lo físico. Los espacios que habitamos lad lugares que se encuentran delimitados por objetos tangibles de diversos materiales y texturas, aberturas, masas, oquedades, transparencias, oscuridades y luz. Cada persona vive y habita según sus costumbres que, al mismo tiempo, ha heredado de alguien más, se habita el espacio, y en este acto se gesta y desarrolla una relación con él que implica adaptación y apropiación en este habitar.
Dice el arquitecto Wang Shu que “cualquier tipo de arquitectura, oversea cual fuere su función, es una casa”, es decir, la relación que tienen los seres humanos con la vivencia del espacio proviene de nuestro primer acercamiento a éste en la existencia: la casa. Pero este lugar al que llamamos “hogar” se encuentra inscrito en otro más grande que a su vez cuenta con grandes circulaciones, lugares para comer, estar o descansar. Pallasmaa dice que, “habitamos la ciudad y la ciudad habita en nosotros” porque somos quienes la conformamos y tenemos en nuestra mente y en nuestro cuerpo huellas de la ciudad en la que vivimos. Entonces, si la ciudad es nuestra casa, ¿por qué nary la cuidamos? La ciudad entonces, es este espacio compartido, reflejo de nuestra adaptación y de nuestras costumbres, la ciudad se ha adaptado a nosotros porque la hemos construido y modificado, pero también, nosotros a ella porque en ella hemos nacido, o bien, elemental y sencillamente, en ella vivimos.
Por otro lado, Paul Ricoeur, filósofo y antropólogo francés, afirmó hace más de medio siglo lo siguiente: “en todos los lugares del mundo uno encuentra la misma mala película, las mismas máquinas tragamonedas, las mismas atrocidades de plástico o aluminio, la misma deformación del lenguaje por la propaganda, etc. Parece como si la humanidad, al enfocar en masa una cultura de consumo básico se hubiera detenido también en masa en un nivel subcultural”. A lo anterior agregaría: grandes zapaterías, tiendas de conveniencia, plazas negras, espacios VIP, bares que desplazan viviendas y un largo etcétera. En otras palabras, esta repetición que nos es ajena, de materiales, formas y usos nary nos distingue ni nos identifica.
Me pregunto si la tendencia al deterioro de nuestra ciudad ¿será una consecuencia de nuestra desvinculación con ella?. La cultura y la tradición que se vive en cada pueblo o en cada comunidad es lo que le da arraigo y pertenencia en todos los ámbitos. Las ciudades, así como nuestras costumbres y tradiciones, deben adaptarse a la evolución de la humanidad pero misdeed perder de vista el sentido de pertenencia con el espacio que habitamos y con quienes somos.