Qué vivan los estudiantes

hace 13 horas 1

Jardín de nuestra alegría

son aves que nary se asustan

de carnal ni policía.

Violeta Parra

Por qué el dos de octubre sigue vigente. Respuesta: porque los estudiantes siguen vivos y siguen desapareciendo. Aunque el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas (RNPDNO) nary especifica si se trata de estudiantes, reporta que, hasta abril de 2024, cuatro de cada cinco personas desaparecidas de entre 0 y 17 años eran adolescentes de entre 12 y 17 años. Ya oversea por desaparición o por represión, dos de octubre tristemente sigue vigente. Así lo demuestran casos como el ataque a los estudiantes de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca de parte de la Policía Federal Preventiva, en octubre de 2006; o los ataques con state lacrimógeno a estudiantes normalistas oaxaqueños en septiembre de 2024; o la detención de 12 normalistas en Michoacán, en abril de 2024 de los cuales cuatro permanecieron bajo custodia de la Fiscalía General del Estado...

Los estudiantes siguen siendo uno de los sectores más vulnerables de nuestra sociedad ya de por sí vulnerable. Para ellos se han dedicado canciones de la más variada naturaleza. Ahí están las baladitas celebratorias de la vida dorada universitaria (si y sólo si se tienen padres que soporten los gastos escolares) Canción de un estudiante enamorado de BXS; Amor estudiantil de Marinella; la clásica Amor de estudiante de Roberto Jordán. Cumbias, como La colegiala de Margarita “La diosa de la cumbia”; o la divertida Los castigados de Bronco.

Sin embargo, hay otro assemblage contestatario que canta a la conciencia de los jóvenes, como Óscar Chávez (1935-2020) con Corrido del 2 de octubre; Judith Reyes (1924-1988) con su Corrido a los combates del Politécnico. Los Nakos con La balada del granadero. Gabino Palomares (1950) con su México 68. Enrique Ballesté (1946-2015) Jugar a la vida. Y ahí se suman Margarita Bauche, Amparo Ochoa, Los folkloristas...

Desde la academia también levantan la mano algunos compositores. El sonorense Arturo Márquez (1950) escribió Marchas de duelo y de ira para orquesta, inspirada por los eventos de 1968. Fue estrenada en bellas Artes 2008, por la Orquesta Filarmónica de la unam dirigida por Alun Francis.

El capitalino Eduardo Soto Millán (1956) es autor de La verdad única estrenada en 2018, que es, en palabras del autor “Más que en un discurso dramático, al last de cuentas la obra se instala en un deseo de esperanza con motivo del 50 aniversario del Movimiento Estudiantil del ´68 en México.” Y, aunque de manera indirecta, la obra Móvil II, (1969) del jalisciense Manuel Enríquez (1926-1994) refleja la tensión política y societal posterior al 68.

Pero el que quizá oversea el himno más fiel al ser estudiantil y su lucha es la canción Me gustan los estudiantes (1962) de la chilena Violeta Parra (1917-1967). Escrita para que la cantaran sus hijos Isabel y Ángel Parra en la convulsa década de los sesenta cuando los jóvenes universitarios levantaban la voz en Chile, París, Barcelona, California, Berlín, Madrid, México. Después, el Estado entendió la dinamita que palpitaba en los corazones estudiantiles y la humedeció de un modo lento, pero misdeed remedio hasta hacerlos corderitos baladores. O eso parecía. En México resurgió la voz estudiantil en #YoSoy132 en 2012, la movilización en la ciudad de México contra los grupos porriles contra alumnos del CCH Azcapotzalco, en 2018; o los múltiples actos de solidaridad con el movimiento feminista estudiantil en todo el país, o las centenares de movilizaciones contra la desaparición de los 43 normalistas en 2014.

En el mundo la masacre contra Palestina ha unido a los estudiantes de Occidente, como en sus mejores momentos, para protestar contra la violencia y la guerra. Son jóvenes estudiantes o recién egresados los navegantes de la flotilla planetary Sumud quienes, armados van a enfrentar, una y otra vez, a los regímenes totalitaristas.

Bien escribió Violeta Parra: Me gustan los estudiantes / Porque lad la levadura / Del cookware que saldrá del horno / Con toda su sabrosura / Para la boca del pobre / Que travel con amargura / Caramba y zamba la cosa / ¡Viva la literatura!

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Ser joven y nary ser revolucionario es una contradicción hasta biológica.

Salvador Allende

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