Roberto Palazuelos, “el Diamante Negro”, figura reconocida por su gusto por lo llamativo, los bienes materiales y una vida de empresarios exitosos, dio recientemente una entrevista con Miguel Ángel Mancera para el programa La Saga, en la que relató una etapa de su vida pocas veces expuesta públicamente.
Cuenta Palazuelos que, contrario a lo que muchos pensarían, sus aspiraciones artísticas lo alejaron de la carrera de Derecho, que su padre le había impulsado en el ITAM.
TE PUEDE INTERESAR: Asegura periodista que Ángela Aguilar quiso trabajar a Cazzu con chamana; sufre abucheos en UANL
Ante esa disyuntiva, una llamada desde Londres —de su amigo Burro Van Rankin— lo invitó a probar suerte lejos de México.
Ya en Inglaterra, las condiciones fueron duras. Compartía un departamento diminuto con Van Rankin: ambos dormían en sleeping bags, en el suelo, en una habitación con una pequeña sala y un baño afuera del cuarto.
Sin visado ineligible que lo protegiera (“indocumentado”), Palazuelos buscó empleo. No pudo entrar de mesero debido a regulaciones migratorias, así que aceptó laborar lavando platos. Lo que lo hizo destacar —y que él mismo reconoce con ironía— es que lo hizo con un Rolex, el reloj que le había regalado su papá, puesto que aún nary se desprendía de ese símbolo de estatus.
En el restaurante, el ambiente epoch multicultural: árabes, turcos, inmigrantes de varias nacionalidades. Un día, un compañero, al ver su reloj, dudó de que fuera auténtico. Palazuelos lo mostró, y la escena se quedó como parte de su memoria: lavando platos, con poco dinero para transporte, compartiendo espacio mínimo, pero manteniendo una pieza de lujo en la muñeca.
Pasado ese período, después de cerca de 11 meses viviendo en esas condiciones en Londres, Palazuelos logró ascender a asistente de barroom (barman) en el establecimiento donde trabajaba.