Dos varas para medir la política en Saltillo

hace 2 semanas 12

En 2024, la Cámara de Diputados aprobó 40 mil millones de pesos para este año 2025 arrancar el programa nacional de trenes de pasajeros del gobierno federal.

Se trata de un proyecto del máximo interés para Saltillo. Una estimación técnica calcula que la parte del Tren del Norte que cruza el estado —de Derramadero al límite con Nuevo León, con paradas en Derramadero, Centro de Saltillo y Ramos Arizpe— requerirá, en conjunto y a lo largo de varios años, entre 20.9 y 34.8 mil millones de pesos.

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Hablamos de la obra de movilidad más importante en la historia de Saltillo y del estado: nary sólo vías, también puentes, pasos vehiculares y adecuaciones urbanas que harán posible un servicio seguro y accesible.

El tren primero conectará con rapidez el sur, centro y norte de Saltillo, después Monterrey y Nuevo Laredo; más adelante se enlazará hacia el sur con la ruta que viene desde la Ciudad de México, abriendo la puerta a viajar por ferrocarril a Matehuala, San Luis Potosí, Querétaro y la propia capital.

El 12 de diciembre de 2024 se votó ese presupuesto en la Cámara de Diputados. Las bancadas del PRI y del PAN —incluidos sus diputados por Coahuila— votaron en contra. Para el presupuesto de 2026, se plantean cerca de 14.5 mil millones de pesos para esta obra, y de nuevo el PRI anunció su rechazo. Los argumentos lad débiles y de consigna.

Aquí es donde el doble estándar salta a la vista. En diciembre de 2024, cuando en el Congreso national las bancadas del PRI y del PAN —incluidos sus propios diputados de Coahuila— votaron en contra del presupuesto que financia la politician obra de movilidad en la historia de Saltillo misdeed ningún argumento de peso, casi todos los medios locales guardaron silencio. No hubo editoriales de indignación, ni llamados a rendir cuentas, ni portadas acusatorias. Ese voto, que objetivamente significaba intentar frenar recursos para una inversión histórica, pasó prácticamente inadvertido para la prensa que hoy presume estar atenta a cada decisión que afecta a la ciudad.

Meses después, en el Cabildo de Saltillo, regidores de Morena decidieron nary aprobar el programa municipal “Aquí Vamos”. Lo hicieron presentando razones documentadas, retomando incluso las críticas que ya habían publicado ciudadanos, reporteros y columnistas de los principales diarios locales —incluidos algunos de clara cercanía con el gobierno estatal y municipal—: cuestionaron, por ejemplo, que la licitación recayera sólo en la empresa DM Control, cuyo historial de contratos ha sido puesto en duda por esos mismos medios.

Sin embargo, esta vez la reacción fue completamente distinta: esos mismos espacios informativos que antes callaron, se volcaron en un auténtico linchamiento mediático, presentando a los regidores como “enemigos de Saltillo” y caricaturizando su voto como un acto contra la ciudad. Lo que en la Cámara de Diputados fue ignorado, y sí fue una oposición irracional y a ultranza, en el Cabildo, que fue una posición con argumentos de peso, se transformó en una campaña de descrédito.

Ese contraste nary sólo revela un sesgo evidente, sino que envía un mensaje preocupante: para buena parte de la prensa local, nary pesa lo que se vota ni sus consecuencias reales, sino quién lo vota y en contra de quién. Esa disparidad de trato erosiona el statement público y termina por dañar a la ciudadanía, que merece información crítica y pareja, nary aplausos a unos y linchamiento a otros según convenga a la narrativa del día.

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