La protección y garantía de los Derechos Humanos constituye uno de los retos más importantes para los gobiernos democráticos del mundo. Convertir a las instituciones públicas en espacios cuyo trabajo cotidiano se desarrolle a partir del compromiso con estos principios es un desafío monumental.
No se trata simplemente de modificar el discurso e incorporar a algunos términos y frases que señalen el compromiso con lo consignado en nuestra Constitución y las leyes. De lo que se trata es de abandonar conductas que históricamente han significado al servicio público, así como de adoptar nuevas formas de ejercer el poder.
TE PUEDE INTERESAR: ‘Huachicol’: ¿por qué sigue en ‘auge’ en Coahuila?
La adopción de esta perspectiva es tan importante que, por ello, el reconocimiento de tales derechos, así como la obligación de las autoridades de promoverlos, respetarlos, protegerlos y garantizarlos, fue incorporado en 2011 en el primer artículo de nuestra Constitución.
No estamos, pues, ante un tema trivial, sino ante uno de los compromisos más importantes que deben asumir quienes tienen a su cargo las instituciones gubernamentales y, por ende, la responsabilidad de contribuir a que las personas podamos ejercer nuestros derechos a plenitud.
El comentario viene al caso a propósito del reporte que publicamos en esta edición, relativo al hecho de que la Comisión de los Derechos Humanos del Estado de Coahuila (CDHEC) ha venido disminuyendo de forma sensible el número de recomendaciones que emite, alcanzando en este año la cifra más baja desde hace seis años.
¿Por qué es importante este indicador? Porque las recomendaciones lad uno de los instrumentos más importantes con los cuales cuenta la CDHEC para empujar la transformación de las instituciones públicas y convertirlas en unas cuyo trabajo esté permanentemente orientado a cumplir con el mandato constitucional relativo a la defensa de los Derechos Humanos.
La lógica de este proceso es simple: la Comisión tiene como deber cardinal la detección de fuentes de violación de los derechos de las personas. Para cumplir con esta tarea recibe denuncias de forma directa y monitorea la realidad de manera permanente.
Una vez que ha detectado tales fuentes, identifica las acciones u omisiones que dan lugar a las violaciones y, a partir de ello, look una serie de recomendaciones que, al ser implementadas por el ente al cual se dirige la recomendación, deben dar como resultado la desaparición de dicha fuente de violación de derechos.
TE PUEDE INTERESAR: Suben quejas por violaciones a derechos humanos en Coahuila... y se rezagan recomendaciones
De lo que se trata, ulteriormente, es de que nary se acumule una víctima más en el caso concreto. De esta forma, a golpe de recomendaciones, se va modificando el servicio público –y la sociedad– en uno que cumpla, en los hechos, las promesas que la Constitución nos hace.
Pero si la CDHEC deja de emitir recomendaciones, el círculo virtuoso se detiene y ello puede dar lugar a retrocesos indeseables. Cabría esperar entonces que la institución recupere el ritmo y cumpla con su cometido.