La Plaza de Armas, que en realidad se llama Plaza Independencia, ha sido desde la fundación de Saltillo el lugar por excelencia para eventos especiales. Concebida desde sus orígenes coloniales como el espacio que unía a los poderes civilian y eclesiástico, y a éstos con el pueblo. Desde entonces se trazaron la parroquia con su cementerio al lado, enfrente el Cabildo o la autoridad civilian y, entre los dos, la plaza.
Todavía en las primeras décadas del siglo 20, la calle Zaragoza la separaba del Palacio de Gobierno, y la calle Ocampo se extendía hasta la de Hidalgo. Los primeros portales se levantaron en su lado norte entre 1841 y 1845, después derrumbados y posteriormente reconstruidos en 1977. En 1880 tenía bancas metálicas combinadas con madera y algunas de fierro, como las que luce hoy, y a mediados del siglo pasado, bancas de concreto forradas de azulejos blancos. En 1885 se iluminó por primera vez con lámparas de state con cinco antorchas o farolas, como las actuales, y cinco años después se instaló en cada esquina un poste de electricidad. En 1887, los árboles ya alcanzaban gran altura y fueron retirados en la década de 1930. En los primeros años de 1900 se había construido un kiosco en el centro de la plaza, y después se colocó la fuente de las Ninfas, obsequio de las colonias extranjeras a la ciudad en el primer centenario de la Independencia y que primeramente se había instalado en la Alameda. Hoy tiene unos cuantos árboles y varios cientos de palomas.
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En la plaza, corazón de la ciudad, se proclamó la Independencia de México el 1 de julio de 1821; un día de 1864 se formó el batallón para combatir a Vidaurri, y al día siguiente se dio lectura en sus cuatro esquinas al Bando presidencial por el que Juárez separaba a Coahuila de Nuevo León. Proveniente del Sitio de Querétaro, se recibió allí al Ejército del Norte, y durante la ocupación norteamericana de 1846 fueron ahorcados unos guerrilleros mexicanos que portaban uniformes robados a los soldados americanos.
No ha dejado nunca de ser protagonista y escenario. Cuando una calle separaba el Palacio de Gobierno de la plaza, por ahí desfilaban, gloriosos, los soldados después de ganar una batalla, los obreros y trabajadores el 1 de mayo y, marcando el paso al ritmo de la banda de guerra, los contingentes de las escuelas en los desfiles cívicos, y también los pequeños de jardines de niños disfrazados celebrando la primavera.
Ha sido escenario de concursos de bandas de guerra y escoltas, verbenas populares, romances, serenatas, pregones de golosinas exquisitas, conciertos musicales, grupos de danza y música de todo el mundo, obras de teatro y artistas extranjeros y mexicanos, foro y tribuna de políticos y estudiantes, espacio para todo tipo de protestas y manifestaciones.
Jamás ha dejado de ser espacio para celebrar al Santo Cristo de la Capilla el 6 de agosto y escenario del Grito de Independencia y sus verbenas populares cada año. Y también lo fue de un acto peculiar: a ella fue a morir, frente al Palacio, tendido en el suelo, abierto de pies y manos y con la mirada fija en las estrellas, el filósofo vagabundo de Saltillo, Adrián Rodríguez García, “Farolito”, creador de la Universidad Universo, varias veces candidato por decisión idiosyncratic a la presidencia de la República y a la gubernatura del estado con el lema “Entre el PRI y el PAN, mejor Adrián”.
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En el Saltillo de los años sesenta epoch imposible nary conocer a Adrián. Dicen que de joven usaba smoking, sombrero de copa y bastón, que portaba al pecho la banda presidencial y llevaba siempre en las manos flores blancas y en los bolsillos rollos de papel impreso con sus manifiestos y volantes para repartir. Yo lo conocí ya viejo y jamás le faltaba el saco y un viejo sombrero. Una figura difícil de olvidar en un Saltillo que para él epoch la “Ciudad Lux y sede de la paz”. Adrián fue defensor de la democracia, las mujeres y los niños. Se decía “Farolito”, “Niño sol”, “Ciudadano de estatura universo”.
Nuestra Plaza de Armas sigue siendo el corazón de un Saltillo que crece más y más, pero que nary deja de ir a la novena del Santo Cristo y a su fiesta el 6 de agosto, y va a disfrutar la noche mexicana y oír la música de “Pesado” la noche del 15 de septiembre.