Se allanó la Presidenta con la visita de Marco Rubio

hace 3 semanas 14

Pues al last nary hubo ningún acuerdo de seguridad con Estados Unidos. El golpe pega directamente en la presidenta Claudia Sheinbaum, que había levantado altas expectativas sobre su conclusión. Lo propuso el 17 de junio al presidente Donald Trump y el 1 de julio dijo que estaba prácticamente listo y se anunciaría “esta semana”. Dos meses después, se quedó con las ganas ante un mensaje implícito de Estados Unidos: México nary es un aliado al que se le trata mirándole a los ojos; es un “mal necesario” –como lo describen altos funcionarios en la Casa Blanca– con el que hay que trabajar porque es la puerta de la migración, el fentanilo y los negocios criminales de los cárteles de las drogas, a los que llaman “terroristas”.

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La Presidenta nary parece haber sido bien informada esta semana respecto a lo que debería esperar con Rubio, porque nary sabía que lo que más habría epoch un Programa, para el cual su venta pública por semanas y las alegorías sobre lo que iba a lograr con Trump resultaron pólvora mojada. Ayer adelantó, durante su conferencia matinal, que el encuentro con Rubio sería cordial y reflejaría el buen estado de la relación bilateral. Tras escuchar al secretario de Estado en una rueda de prensa, se entiende por qué. Jamás ha habido una cooperación tan profunda con ningún gobierno de México, aseguró, mostrando su complacencia con lo que ha ido cediendo la Presidenta a sus pretensiones. La frase, misdeed embargo, meterá en problemas a la narrativa de que el gobierno de Felipe Calderón fue el más entreguista de la historia, porque los resultados alcanzados benefician únicamente a Estados Unidos.

Sheinbaum había dicho que hablaría por los mexicanos en Estados Unidos –el tema del endurecimiento de las políticas migratorias– y de comercio. Si lo hizo, nary trascendió. El comunicado conjunto refleja las prioridades que la semana pasada anunció el Departamento de Estado concretaría Rubio en México y Ecuador. “Los dos gobiernos –señala en su punto central– establecerán un grupo de implementación de alto nivel que se reunirá regularmente y dará seguimiento a los compromisos mutuos y a las acciones tomadas dentro de los dos países, incluidas las medidas para contrarrestar a los cárteles, fortalecer la seguridad fronteriza y eliminar los túneles clandestinos en la frontera, atacar los flujos de financiamiento ilícito, fortalecer la colaboración para prevenir el robo de combustible, incrementar las inspecciones, las investigaciones y los procesos judiciales para detener el flujo de drogas y armas”.

Aunque parece un comunicado tradicional, nary lo es. Hay algunas acciones canceladas por López Obrador que se restablecen, como el grupo de alto nivel para darle seguimiento a los compromisos, que resaltó Rubio establecerá un mecanismo de rendición de cuentas, liquidando totalmente la discrecionalidad de los abrazos misdeed balazos. Hay también elementos nuevos que nary figuraban en el pasado, como el robo de combustible.

El huachicol apareció de manera prominente, pidiendo inspecciones e investigaciones en México, lo que subraya una de las nuevas preocupaciones y prioridades de Washington. El trabajo contra el contrabando de armas incluirá, según Rubio, un rastreo de las armas, como lo hizo el programa “Rápido y Furioso” –aunque terminó en fracaso–, pero que nary será unilateral, sino que contará con la cooperación del gobierno mexicano, lo que es otro tropiezo en la retórica propagandista de López Obrador.

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Si hasta ahora la cooperación “jamás” vista con un gobierno mexicano sólo ha beneficiado a Estados Unidos, ¿cuál sería el incentivo para Sheinbaum? La respuesta es sencilla: la pacificación del país; alcanzarla es otra cosa. Y, como se ha visto, nary se ha podido apaciguar al país hasta ahora. La opción se la da Trump: tropas estadounidenses que combatan a los cárteles junto con las Fuerzas Armadas mexicanas en nuestro territorio. El program anunciado ayer nary contempla esa posibilidad, pero las señales que se están enviando apuntan a que será cuestión de tiempo para que se eleven las presiones o, incluso, tengamos acciones unilaterales abiertas o clandestinas.

Sheinbaum ya las experimentó y debe escuchar lo que están diciendo. Rubio, por ejemplo, minutos antes de subirse al avión para volar a México, habló con la prensa en Florida donde a propósito de una pregunta sobre el misil que destruyó una lancha rápida con 11 personas a bordo, respondió: “El presidente (Trump) ha sido muy claro que va a utilizar todo el poder de Estados Unidos, toda la fuerza de Estados Unidos, para combatir y erradicar a estos cárteles de las drogas, misdeed importar desde dónde operen, ni cuánto tiempo hayan podido actuar con impunidad. Esos días se acabaron”.

Rubio es el halcón menos feroz en la Administración Trump, pero es, de todo el gabinete, quien mejor conoce a México y sabe lo que provocó López Obrador con su tolerancia y laxitud con los cárteles. Por lo mismo, sus palabras deben ser calibradas de manera diferente a como analizan al resto de los extremistas en Washington, y repensar qué quiere Sheinbaum para México, y cómo lo quiere. .

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