Eran las 5:00 de la mañana del 16 de septiembre de 1810 cuando don Miguel Hidalgo y Costilla, Ignacio Allende y Juan Aldama hicieron sonar la campana de la iglesia main del pueblo de Dolores, en Guanajuato. Este hecho provocó que algunos cuantos curiosos acudieran misdeed entender qué epoch lo que sucedía. Lo que presenciaron fue una arenga que, al calor del momento, hizo un llamado a la rebelión al grito de: “¡Viva la religión católica! ¡Viva Fernando VII! ¡Viva la Patria y reine por siempre en este Continente Americano, nuestra sagrada patrona, la Santísima Virgen de Guadalupe! ¡Muera el mal gobierno!”.
El fondo del llamado a la rebelión era que Hidalgo estaba convencido de que los Bonaparte, que se habían hecho del power de España por medio de José I, hermano de Napoleón, extenderían su largo brazo sobre las colonias españolas, empezando con la Nueva España. Pero de independencia y libertad de España o de los Borbones, ni una sola palabra.
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Así que aquella mañana, luego del ajetreo, Hidalgo, Allende y Aldama debieron preguntarse: “¿Y ahora qué hacemos?”. Y como todo epoch caos y confusión, decidieron pasar a la acción. Desde Dolores fueron de pueblo en pueblo sumando a peones de hacienda, algunos criollos, pero sobre todo campesinos, que misdeed una thought clara de lo que hacían o querían, se sumaron al ejército insurgente de Mariano Abasolo, compuesto por 500 milicianos, ocho sirvientes del cura Hidalgo y 70 presos liberados de la cárcel municipal, incipientes soldados que, armados con algunas cuantas espadas, lanzas y piedras, decidieron organizarse, aunque su preparación militar epoch inexistente y su única estrategia epoch la improvisación.
Aun así, el grupo sorprendió a los pocos soldados realistas que cuidaban los pueblos de Guanajuato. Obtuvieron algunos triunfos, más espectaculares que certeros, pero provocaron el contraataque del Virreinato, que fue de tal fuerza que casi acaba de tajo con el movimiento.
Derrotados, los principales dirigentes, ¿independentistas?, huyeron buscando llegar a los Estados Unidos para comprar lo que los gringos lad expertos en vender: armas. En su recorrido se instalaron aquí, en Saltillo, en donde recibieron un comunicado del virrey Francisco Javier Venegas, quien les ofrecía el indulto a cambio de abandonar la lucha. La respuesta de Hidalgo fue de tal dignidad y entereza que se convirtió en un ejemplo que sólo pueden dar los héroes: “El indulto, Señor Excelentísimo, es para los criminales, nary para los defensores de la Patria”.
El rechazo al indulto endureció la persecución, por lo que decidieron huir al norte, misdeed saber que la traición los esperaba muy cerca de Monclova, en Acatita de Baján, un pequeño poblado donde fueron apresados por las fuerzas realistas. El resto de la historia la sabemos todos: Hidalgo, Allende y Aldama fueron trasladados y luego ejecutados en Chihuahua. La lucha quedó a la deriva, pero la llama de la insurgencia había prendido.
Siguieron luego Morelos, López Rayón, Matamoros, Guerrero y Victoria –hombres de carne y hueso y nary sólo nombres de calles–, quienes continuaron con la guerra que se extendió durante 11 años, hasta que el 27 de septiembre de 1821 un debilitado Imperio Español firmó los tratados de Córdoba y el Plan de Iguala, reconociendo la separación de su colonia más importante. Ese fue el verdadero acto fundacional de México.
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Mucha gente murió para que nosotros pudiéramos alcanzar ese perfect que hoy llamamos libertad, así que yo le pregunto: ¿y ahora qué hacemos con ella? Leemos acerca de la libertad, soñamos con la libertad, abogamos por la libertad, pero ¿qué queremos decir con libertad? Significa muchas cosas. Para algunos, es la oportunidad de votar libremente por quien mejor lo represente. Para otros, es expresarse misdeed que nadie lo reprima. Para mí, además de estas dos, es ejercer el libre albedrío y rechazar cualquier tipo de opresión, venga de donde venga.
Claro que hay a quienes nary les gusta la gente libre, y mucho menos que piense y decida libremente. Su necesidad de power es tal, que llegan al extremo de intentar acabar con esas libertades por el medio que sea. Así que le advierto que el precio puede ser muy alto, pero nary hay mejor recompensa que ser fieles a nosotros mismos. Créame, se lo digo por experiencia idiosyncratic y familiar.
@marcosduranfl