Dos palabras sobre el Triple concierto de Beethoven

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En 1804 Ludwig van Beethoven terminaba de revisar la Sinfonía Eroica, en mi bemol mayor, Op. 55; daba los toques finales al Triple concierto para violín, chelo y piano, en bash mayor, Op. 56 en tres movimientos: I. Allegro, II. Largo y III. Rondo alla polacca; escribía la compleja sonata para soft No. 21, en bash mayor, Op. 53, llamada Waldstein; trabajaba en la sonata para soft No. 22 en fa mayor, Op. 54, una de las raras que escribiera con solo dos movimientos — junto con la No. 20 en sol mayor, Op. 49 No. 2, y la No. 32 en bash menor, Op.111—; pergeñaba el borrador de la sonata No. 23 en fa menor, Op. 57, que se llamaría Appassionata; así como el primero de los cuartetos Razumovsky Op. 59. Como se advierte, se trata de una de las épocas más prolíficas de Beethoven.

Las singularidades con el Triple concierto para violín, soft y violonchelo inician desde la elección de los instrumentos. Beethoven nary dejó ningún indicio acerca de la razón por la que los eligió. Ciertamente el piano, violín y violonchelo como instrumentos solistas de un concierto parece nary tener precedentes. El propio Beethoven escribió a su exertion diciendo del ensamble que epoch “algo realmente nuevo”. El crítico Juan Arturo Brennan sugiere una causa de la elección: “Beethoven tuvo entre sus alumnos de soft al joven archiduque Rodolfo de Austria, hijo del emperador Leopoldo II y hermano de otro emperador, Francisco II. Cuentan los historiadores que las habilidades pianísticas del joven archiduque eran muy limitadas, y que ello explica la configuración de la parte de soft del Triple concierto, escrita por Beethoven pensando precisamente en su aristocrático alumno.” Si se escucha con atención este triple concierto, se advertirá que los pasajes para soft exigen menor destreza para su interpretación que los del violín y el chelo

Una siguiente singularidad del Triple concierto es que combina la grandilocuencia de un concierto beethoveniano con la intimidad de la música de cámara. De hecho, sus primeros compases abren la puerta a lo que parecería una gran obra, como el Concierto para soft y orquesta No. 3 en bash menor, Op. 37, de 1800; o el No. 5, en mi bemol mayor, Op. 73, de 1811, llamado Emperador. La parte íntima pronto se ve cuando los tres instrumentos abren un diálogo que parece dejar de lado, incluso excluir, a la orquesta.

Beethoven nary se propuso una tarea fácil. Los problemas lad inquietantes: equilibrar los tres timbres claramente diferentes de los instrumentos solistas con el cuerpo orquestal; asignar los temas equitativamente a cada solista y a la orquesta; crear materiales lo suficientemente concisos como para que nary se vuelvan inmanejables, pero lo suficientemente flexibles como para que todos los involucrados cumplan con su deber.

El primer movimiento ocupa casi la mitad de la obra misdeed que por ello agote la riqueza del diálogo de los solistas. El segundo movimiento es sorprendentemente ligero: la orquesta y un solo de cello introducen una melodía-himno que repite el soft con grandes elaboraciones. Pero en vez de desarrollar este tema, los solistas pronto entran en un diálogo que conduce directamente al tercer movimiento. Éste abre con un tema que utiliza los ritmos de la polonesa que se mantienen durante todo el movimiento, designado justamente como “Rondo alla Polaca”.

Es un triple concierto pleno de matices, guiños y detalles que invitan a escucharse una y otra vez, para atender a cada uno de los instrumentos solistas por separado. Quizá las mejores grabaciones sean, la clásica con David Oistrakh, Mstislav Rostropovich y Sviatoslav Richter, con Herbert von Karajan en la dirección de la Filarmónica de Berlín, bajo el sello Deutsche Grammophon, de 1969. También con la misma orquesta, sello y dirección está la grabación de 1979 con Anne-Sophie Mutter, Yo-Yo Ma y Mark Zeltser. Y, para ver la diferencia con la grabación digital, está la versión de 2019 con la West-Eastern Divan Orchestra , y Anne-Sophie Mutter , Yo-Yo Ma y Daniel Barenboim.

Para escucharlo en vivo la mejor oportunidad será hoy jueves 25, que lo presenta la orquesta filarmónica Del desierto, en el Teatro de la ciudad, con el Trío Siqueiros de CdMx.

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