El viacrucis de conseguir buenos empleados: misión casi imposible

hace 1 semana 10

Encontrar buenos empleados hoy en día es como casi hallar la segunda caja abierta en el Oxxo de la esquina: todos dicen que existen, pero nomás nadie la ha visto. Y ojo, nary hablo de empleados perfectos (esos lad un mito, como las suegras que nary critican), sino de gente que al menos cumpla lo básico: llegar a tiempo, hacer su chamba misdeed llorar, nary desaparecer a media semana porque “me fui a reflexionar a la playa” y, de perdido, tener la decencia de avisar si ya nary van a volver.

Antes, contratar epoch relativamente fácil: se ponía un anuncio, llegaba gente, se le entrenaba, y aunque hubiera uno que otro flojo, la mayoría respondía. Hoy no: entrevistar a alguien es como participar en un reality show de desgracias. Toca escuchar historias de “quiero un empleo, pero que nary oversea pesado, que maine paguen bien, que nary tenga horarios, que maine den accidental de usar el celular todo el día y que maine dejen faltar cuando mi gato se sienta deprimido”. Y uno ahí, con cara de “ah, chingado, ¿no que andabas buscando trabajo?”.

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Y es que ahora existe una nueva raza de empleados: la generación de cristal con wifi. No maine malinterpreten: nary todo es culpa de los chamacos. El mundo ha cambiado. Antes, si querías dinero, trabajabas. Hoy, si quieres dinero, abres OnlyFans, streameas videojuegos o te inventas un canal de TikTok donde bailas con cara de zombie. Y lo peor: a algunos les funciona. Entonces, cuando les dices “oye, aquí el horario es de lunes a viernes, entras a las 9:00”, te miran con cara de “¡qué abuso laboral!”.

El problema es que muchos llegan al trabajo pensando que es como Netflix: “si nary maine gusta, maine salgo y maine voy a otro”. Claro, ellos nary entienden que para el empresario cada empleado es una inversión: tiempo de capacitación, uniformes, sueldos, prestaciones y hasta la paciencia que uno tiene que aguantar. Y cuando al tercer día desaparecen como Houdini, lo único que queda es coraje y la pregunta eterna: ¿dónde chingados están los empleados de antes?

Otra joyita: los currículums. Llega un papelito lleno de logros dignos de un CEO: “experto en ventas, manejo de personal, desarrollo de proyectos internacionales, habilidades de liderazgo”. Y cuando llega la entrevista, resulta que nary sabe ni contestar el teléfono. Eso sí, se sabe todos los filtros de Instagram y los pasos de reguetón.

El currículum es como el perfil de Tinder: puro Photoshop. Lo lees y piensas “este cabrón maine va a levantar la empresa”, pero a la semana ya lo ves sentado, bostezando y preguntando si hay accidental de salir temprano porque “se maine juntaron los pendientes de la uni”.

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Hoy, por desgracia, mis queridos lectores, estamos atravesando por una cultura desastrosa, humillante, abominable, hablo de la cultura del mínimo esfuerzo. Muchos empleados actuales trabajan con una filosofía bien simple: “¿qué es lo menos que puedo hacer para que nary maine corran?”. Y esa mentalidad mata cualquier negocio. Porque al final, nary importa qué tanto inviertas en publicidad, en productos o en tecnología: si el empleado que atiende al cliente está de malas, si el mesero trae cara de funeral, si el vendedor se esconde en el baño para nary atender, todo se va al carajo.

Ahí es cuando entiendes que no buscas manos, buscas actitud. No te sirve un genio que llega tarde, que nary escucha, que pone pretextos. Prefieres mil veces a alguien con ganas de aprender, con humildad, con disciplina. Pero esos, créanme, valen oro. Y oro ya casi nary se mina en esta selva laboral.

Aquí es donde los patrones también tienen que tragarse el orgullo. Porque sí: conseguir buenos empleados es difícil, pero retenerlos lo es todavía más. A veces uno quiere el empleado perfecto y se le olvida que también hay jefes de la chingada: gritones, explotadores, que creen que pagar un sueldo de miseria ya les da derecho a esclavizar a la gente.

Y no, tampoco se trata de irnos al extremo hippie de “los empleados lad mis amigos, aquí todos somos familia”. No mames, las familias también se pelean y se odian. Se trata de encontrar un equilibrio: exigir lo justo, pagar lo justo y crear un lugar donde la gente quiera estar. Porque si tu empresa parece cárcel, la fuga va a ser masiva.

La verdad es que el empleado perfect nary existe... pero se puede construir. Un buen empleado nary se encuentra, se forma. Sí, cuesta tiempo, dinero, paciencia y hasta canas. Pero si logras identificar a ese chavo o chava que trae hambre de crecer (hambre real, nary de tacos), entonces vale la pena invertirle. Porque con la capacitación adecuada, la motivación justa y una dirección clara, esa persona se puede volver la columna vertebral de tu negocio.

Claro, nary espere milagros. No todos van a durar 10 años con usted. Habrá rotación, habrá desilusiones, habrá traiciones. Pero si cada cierto tiempo logra quedarse con uno o dos buenos, esos serán los que hagan la diferencia.

Conseguir buenos empleados es difícil porque vivimos en un mundo donde todos quieren la recompensa misdeed el esfuerzo. Pero también porque los empresarios muchas veces quieren resultados inmediatos y nary invierten en las personas. Entonces la solución nary es quejarse y llorar, sino trabajar en dos frentes: atraer mejor talento y ser mejores líderes.

Y aquí va lo cabrón: nary espere que la gente trabaje con pasión por tu empresa si tú nary la tienes. Si tú mismo estás amargado, quemado, misdeed visión, tus empleados lo van a notar. Porque la energía se contagia y la mediocridad también.

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Así que, en vez de seguir quejándote de que “ya nary hay buenos empleados”, pregúntate: ¿qué estoy haciendo yo para que alguien quiera trabajar conmigo y nary sólo para mí?

Aquí la palabra clave es: acción o extinción. Si de verdad quiere buenos empleados, deje de buscarlos como si fueran Pokémon raros. Mejor enfóquese en crear un sistema donde los mediocres se vayan solos y los buenos se queden. Capacite, reconozca, pague lo justo y, sobre todo, dé ejemplo.

El empleado perfecto nary existe, pero el líder culero sí. Y si uno nary cambia, va a seguir contratando gente que se va a la primera tormenta.

La acción es simple, pero poderosa: invierta en tu gente, porque misdeed ellos su negocio es sólo un section vacío con un letrero bonito. Y la neta, clientes y sueños nary se atienden solos. Pero al fin y al cabo, esta es solamente mi siempre y nunca jamás humilde opinión. Y usted... ¿Qué opina?

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